Elena Loyo disfruta con lo que hace, se le nota y transmite esa ilusión por correr. Con la serenidad que le aporta el deporte, consciente de que vive experiencias que poca gente tiene la oportunidad, es una esperanza para aquellas personas que aún no han encontrado su camino o que creen que es demasiado tarde para conseguir sus sueños.
Desde pequeña, siguiendo la estela de sus hermanas mayores, que en el colegio hacían cross, jugaban al baloncesto o salían a correr, Elena Loyo ha vivido rodeada de deporte. Más aún viviendo en un pueblo, donde en verano cogía la bici para moverse libremente.
Después de estudiar la carrera de Ingeniería y dedicarse a otros trabajos, en 2013 empezó a tomarse en serio esto de correr. En solo 5 años, en 2018, ya estaba dando el salto internacional. Loyo confiesa que le gustaría clasificarse para maratón en los próximos Juegos Olímpicos de 2020, pero no se obsesiona con ello: “Yo preparo una prueba y trato de hacerlo lo mejor posible. Y si estoy entre las mejores marcas y me llaman para ir, genial”.
Aunque reconoce a que a veces siente más presión en alguna prueba, trata de que la esencia no cambie y cuando sale a correr siente que le sigue gustando como cuando empezó.
Disfrutar es una de las palabras que más repite en esta entrevista, pocos días antes de que consiguiera el Campeonato de España de Medio Maratón Absoluto en San Cugat del Vallés.
¿Fue una sorpresa para tu familia y amigos que te dedicaras al atletismo profesionalmente?
Sí. Con 20 años practicaba deporte por mi cuenta, pero no competía. Salía a correr como cualquiera para despejarme cuando tenía exámenes. Estudiaba Ingeniería y estaba encaminada hacia eso.
En torno a los 30 años iba mejorando en las carreras en las que participaba, así que me planteé dedicarme al atletismo. Decidí apostar por ello y ver qué salía.
Y tú, ¿cómo lo viviste?
Es algo que no me esperaba. Cuando tenía 18 años y me tocó escoger carrera, me encantaba el deporte, pero hacer IVEF (Ciencias de la Actividad Física y el Deporte) no me parecía una opción del todo seria, teniendo en cuenta que mis hermanas habían estudiado Física e Ingeniería. No lo consideraba como una opción de futuro. Cuando empecé a correr, tampoco lo pensaba. Pero vi que iba mejorando, que me gustaba mucho y que le quería dedicar tiempo.
¿Cómo empezaste? ¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el atletismo?
Era un momento en el que no tenía un trabajo importante. Si quería ir en serio, tenía que entrenarme alguien que supiera porque si no iba a llegar a mi límite. Ya había explotado mis posibilidades por mí misma y necesitaba un entrenador. Y ahí llegó Martín Fiz.
También me planteé que aunque había estudiado Ingeniería, cuando tuviera cincuenta años podría ser ingeniera, pero no podría dedicarme al deporte profesionalmente. O apostaba por ello o no lo iba a hacer nunca. Y más vale apostar, aunque salga mal, que quedarme con las ganas.
Debido a la edad a la que empezaste, ¿has tenido que dar muchas explicaciones?
Es cierto que es una conversación típica porque a la gente le resulta curioso, pero más bien como algo positivo. Muchas veces nos pasa que por la edad nos echamos para atrás. La gente lo toma como un ejemplo para no ponerse trabas por la edad o para inspirarse.
Tengo que estar muy mal para retirarme de una carrera. Soy muy dura de coco, muy cabezota.
¿Qué cualidades crees que tienes para este deporte?
Tengo un físico que me acompaña. Desde pequeña en el recreo siempre me gustaba ganar, me salía de dentro correr y me picaba con los chicos.
Martín Fiz, mi entrenador, dice que de cabeza soy muy dura. Soy muy machacona en el día a día para entrenar y en pocas competiciones me vengo abajo. Tengo que estar muy mal para retirarme. Soy muy dura de coco, muy cabezota.
¿Cómo es contar con Martín Fiz como entrenador? ¿Qué es lo que has aprendido de él durante estos años?
Es una persona que lo vive con pasión. Solo el hecho de tener cerca a alguien que lo vive así me transmite muchísimo.
Tener su experiencia como atleta profesional me contagia cómo hacer bien las cosas. En Vitoria somos muy privilegiados de tener una figura como la de Martín.
Como persona me transmite unos valores muy positivos. Es una persona muy cercana, me trata como a un igual. No es lo habitual encontrarte a gente tan cercana y accesible entre la élite.
Me considero afortunada porque me he dado cuenta de que correr me gusta muchísimo y puedo dedicarle tiempo en mi día a día.
¿Por qué te gusta correr?
Por una parte, la sensación de libertad mientras corro. Me siento bien. Los problemas que me parecían muy grandes al correr se hacen más pequeños.
Por otra parte, es un reto. Cuando estoy en una competición, llega un punto en el que el cuerpo me dice que pare y la mente tampoco quiere seguir. Es un reto aguantar y superarme a mí misma. Y eso luego lo pongo en práctica en muchos aspectos de la vida. Por eso creo que es muy positivo.
¿Qué sacrificas por correr? ¿Sientes que has dejado algo para dedicarte al atletismo?
No, más bien creo que hubiera sacrificado algo si no hubiera hecho esta apuesta. Me considero afortunada porque me he dado cuenta de que esto me gusta muchísimo y puedo dedicarle tiempo en mi día a día. Eso no se paga con dinero.
¿Alguna vez corres por correr? ¿Sin estar pendiente del entrenamiento o sin tener ruta fija?
Cuando no tengo entrenos de calidad (se refiere a las series cortas y largas). Los días de rodaje escojo el itinerario. Tengo mucha libertad en ese aspecto, sobre todo cuando preparo asfalto, hago los rodajes por donde quiero. A veces voy a Murgía, otras al pantano, subo a Opakua o por Vitoria.
En Álava tenemos suerte porque tenemos muchos circuitos para escoger y puedo salir de la rutina del día a día.
¿Cómo te preparas mentalmente para las carreras?
Es importante saber con qué competidoras me voy a medir para saber qué estrategia seguir. Si son rápidas al final o no. Y también concentrarme mucho en mí misma, en la lucha que tengo en carrera.
Con respecto al público, siempre me da un plus. Si animan, lejos de ser una presión, es algo que me hace sacar lo mejor de mí. Ya no solo corro para mí, si no que otras personas están apreciando mi esfuerzo.
¿Qué supone para ti mejorar de marca?
Es una alegría enorme. Se tienen que dar muchos factores para conseguirlo: que haya entrenado muy bien; que ese día esté bien y sin molestias de última hora o un catarro inesperado; las condiciones meteorológicas; el resto de competidoras, etc.
Cuando todo se aúna y consigo una buena marca o una mínima para un campeonato, es una alegría muy grande.
Ahora estoy centrada en maratón y en distancias más largas, pero me gusta todo.
¿Qué pasa cuando en una carrera quedas por debajo de tu marca?
Cuento con ello. A veces voy a una competición porque me conviene para medir mi estado de forma y cuento claramente con que no voy a hacer mi marca.
Cuando empecé a correr más en serio, sí que iba mejorando en cada competición, pero llegué a un punto en que a veces mejoro y otras no.
Maratón, media maratón, 10 km, cross. ¿Con qué prueba te quedas? ¿Y en que te estás enfocando ahora y para el futuro?
No sé. La verdad es que me gustan todas. Incluso cuando hago prueba de milla (1 600 m) me gustan mucho, no para disputar carreras importantes, pero disfruto muchísimo.
Cada tipo de carrera me pone a prueba en cosas diferentes: en unas la resistencia, en otras la velocidad. Pero me divierto en todas.
Ahora estoy centrada en maratón, en distancias más largas, pero me gusta todo.
¿Cómo te dosificas para preparar una prueba?
Para preparar una maratón, entreno muchos kilómetros. En el día a día estoy KO. No puedo competir todos los fines de semana porque tengo que llegar fresca y tener la fuerza suficiente para llegar al final con la suficiente energía.
¿Cómo intentas superar tus limitaciones durante las carreras?
El año pasado, en el campeonato de Media Maratón de Melilla -que era clasificatorio para el Mundial de Valencia-, ya en los primeros doscientos metros noté que me dolían las piernas. Ahí tuve que hacer una carrera de cabeza. Pensaba que tenía que aguantar, intentar gastar lo mínimo posible, mantenerme ahí.
Finalmente conseguí el subcampeonato. Fue una carrera súper dura porque el físico no me acompañaba nada y la cabeza fue la que obligó al cuerpo a seguir hasta la meta.
¿Sientes dolor al correr? ¿Alguna vez tu cuerpo ha dicho hasta aquí?
Yo siempre digo que si te duele algo es que estás vivo. Ese es mi consuelo. Hay días que me levanto y me duele todo y pienso si realmente hacer deporte es bueno (se ríe). Pero hay que convivir con ello. Son gajes del oficio.
¿Qué carreras estás preparando para 2019?
Ahora tengo como objetivo un maratón para tratar de hacer mínima para el Mundial de Doha. Y según como salga ese maratón, plantearemos si hacer un poco de pista al final de temporada. O si me clasifico, preparar bien el Mundial.
¿Y las Olimpiadas?
Sí, ya han puesto las mínimas que son un tanto exigentes. Para Río de Janeiro la mínima en maratón era 2´34” y para Tokio la van a bajar a 2´29”.
Me voy a tener que arriesgar mucho. A ver cómo lo planteo. Va a ser divertido. Pero no me obsesiona. Me encantaría ir y lucharé porque me motivará por hacer una marca buena. Pero no lo quiero pensar.
¿Qué carrera te gustaría correr que aún no has podido?
Algún maratón de los 6 majors (los 6 maratones más importantes del mundo). Por ejemplo, el maratón de Nueva York del que todo el mundo habla.
Y alguna prueba en condiciones extremas, algún maratón en el desierto o en el Polo. Pero cuando no esté compitiendo, porque me expongo a lesiones. Ahora no me lo puedo permitir, sería una locura. También me gusta mucho la montaña, pero lo dejé a un lado porque quería explotar la velocidad en asfalto.
¿Qué le recomendarías a las niñas alavesas para convertirse en atletas? ¿Qué pasos tienen que dar para empezar?
Que si tienen ganas que no lo dejen. Que tampoco esperen resultados a corto plazo. Que persistan. Y que piensen que pueden dedicarse a ello. Desgraciadamente todavía no tenemos muchas chicas de referencia. Por eso es muy importante que la gente de su alrededor las anime. El deporte es muy importante, aporta mucho para uno mismo. Si les gusta, que le dediquen tiempo.